LECCION 17. EL ADVERBIO DEMOSTRATIVO DE TIEMPO tiam
17.1. El adverbio demostrativo de tiempo tiam
El adverbio demostrativo de tiempo en esperanto es tiam, que significa (en ese momento, entonces).
Tiam li rajdos al la urbo |
Entonces él cabalgó a la ciudad |
Nun ili estas saĝaj, sed tiam ili estis malsaĝaj |
Ahora ellos son sabios, pero entonces eran necios. |
17.2. Comparación de adjetivos
Un adjetivo tiene tres grados posibles: positivo, comparativo, y superlativo. La formación de los mismos es absolutamente regular, se hace con los adverbios auxiliares pli y plej.
bela bonito malbona malo pli bela muy bonito pli malbona peor plej bela el más bonito plej malbona pésimo bona bueno saĝa sabio pli bona mejor pli saĝa sapientísimo plej bona el mejor plej saĝa el más sabio
Cuando se usan los superlativos, es de uso corriente la preposición el para indicar el grupo de referencia del cual se selecciona el superlativo citado:
Li estas la plej juna el tiuj Él es el más joven de esos. Vi estas la plej feliĉa el ni Tú eres el más feliz de nosotros Tiu estis la plej ruza el la viroj Ese es el más malicioso de los hombres
17.3. Formas y características
La preposición kun, además de acompañamiento entre personas y cosas, se usa para añadir una característica o una forma que acompaña a una determinada acción, persona o cosa.
Li prenis ĝin kun la plej granda zorgo |
Lo cojió con el mayor cuidado |
Mi audis ĝin kun intereso kaj plezuro |
Yo escuché con interés y placer |
Ŝi estas virino kun bona gusto |
Es una mujer de buen busto |
17.4. Verbos diri, paroli y rakonti
Los verbos diri (decir), paroli (hablar) y rakonti (relatar) son similares, pero no deben ser confundidos en su uso.
Mi diris al vi ke pluvas |
Te dije que estaba lloviendo |
Mi parolis al vin pri ĝi |
Yo te hablé sobre eso |
Mi rakontis ĝin al vi |
Te lo conté |
El verbo paroli es intransitivo; no se puede hablar algo; sino hablar sobre algo.
17.5. Vocabulario
ami | amar | pli | más |
ekster | exterior | plumo | pluma estilográfica |
Frederiko | Federico | rakonti | relatar, narrar |
intereso | interés | reĝo | rey |
letero | carta | servisto | sirviente |
plej | más | skribi | escribir |
plezuro | gusto, placer | tiam | entonces, en ese momento |
gratuli | felicitar | zorgo | cuidado |
17.6. Lectura
FREDERIKO GRANDA KAJ LA JUNA SERVISTO.
Hieraŭ mi legis interesan libron pri Frederiko Granda. En ĝi oni rakontas ke la reĝo kun plezuro legis aŭ skribis per sia plumo, dum malfruaj horoj de la nokto.
Agrabla juna knabo, la plej juna el la servistoj, tiam restis ekster la pordo. Ĉar la reĝo legis plej interesan novan libron, li ne opiniis ke la horo estas malfrua. Li vokis sian malgrandan serviston, sed la knabo, nek venis nek respondis. La reĝo iris tien, kaj trovis la knabon ekster la pordo. Li vidis ke la knabo dormas sur malalta seĝo. Tiam Frederiko Granda ne estis kolera, sed hontis ĉar li vokis la infanon.
La reĝo Frederiko vidis leteron en la poŝo de la knabo. Tuj li prenis la leteron el lia poŝo, kaj rigardis ĝin. Ĝi estis letero al la servisto, de lia patrino. Ŝi ne estis riĉa virino, ŝi ŝajnis esti tre malriĉa. En ĉi tiu letero la patrino diris per la plumo ke ŝi amas la filon. Ŝi dankis lin ĉar li skribis al ŝi longan leteron. Ŝi ankaŭ dankis lin ĉar li donis l ŝi monon. La reĝo volis esti tre bona al tia filo. Kun la plej granda zorgo li metis monon el sia poŝo kun la letero kaj tiam lasis la leteron en ties poŝo. Tiam li formarŝis al sia ĉambro, kaj vokis la malgrandan serviston.
La knabo tuj aŭdis, kaj rapidis tra la ordo. Li kuris trans la ĉambron, kaj staris
antaŭ la reĝo. ”Ĉu vi dormis?” diris Frederiko Granda. ”Jes, mi timas ke mi preskaŭ dormis,” respondis la knabo, ”kaj mi tre hontas.” Tiam li metis la manon en la poŝon, kaj trovis la monon. Li ŝajnis pli malfeliĉa kaj diris kun granda timo ”Malamiko metis ĉi tiun monon en mian poŝon! Oni opinios ke mi ŝtelis ĝin! Oni malamos min, kaj forpelos min!”
Frederiko respondis, ”Ne, mi donis ĝin al vi, ĉar mi amas bonajn knabojn. Mi gratulas vian patrinon, ĉar ŝi havas tian filon.”
FEDERICO EL GRANDE Y SU SIRVIENTE
Ayer leí un interesante libro sobre Federico El Grande. El él se relata que el rey con placer leía y escribía con su pluma durante las tardías horas de la noche.
Un joven y agradable muchacho, el más joven de los servidores, permanecía entonces en el exterior de la puerta. Puesto que el rey leía nuevos e interesantes libros, no opinaba que la hora era tardía. Él llamó a su joven sirviente, pero el muchacho ni vino ni respondió. El rey fue hacia allí y encontró al muchacho en el exterior de la puerta. Vio que el muchacho dormía sobre una silla baja. Entonces Federico El Grande no se enfadó, sino que se avergonzó por llamar al niño.
El rey vio una carta en el bolsillo del niño. Inmediatamente cogió la carta del bolsillo y la miró. Era una carta para el sirviente, de su madre. No era una mujer rica, parecía ser muy pobre. En esta carta ella decía con la pluma que amaba a su hijo. Ella le agradecía haberle escrito una larga carta. Ella también le agradecía hacerle dado dinero. El rey quiso ser bondadoso con ese chico. Con el mayor cuidado, puso dinero de su bolsillo con la carta y entonces dejó la carta en su bolsillo (el del muchacho). Entonces él regresó a su habitación y llamó al pequeño servidor.
El muchacho oyó en el acto, y se apresuró por la orden. Corrió a través de la habitación y se plantó frente al rey. ¿Dormías?- dijo Federico el Grande. Sí, me temo que casi me he dormido, -respondió el muchacho- y estoy muy avergonzado. Entonces metió la mano en el bolsillo y encontró el dinero. Él pareció muy infeliz, y dijo con gran temor: “¡Un enemigo ha metido este dinero en mi bolsillo!” “¡Se dirá que yo lo he robado!” “¡Se me odiará y se me expulsará!”
Federico respondió: no, yo te lo dí, pues amo a los buenos muchachos. Felicito a tu madre por haber tenido esta clase de hijo.
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